Bueno, ya estoy otra vez aquí de vuelta del Camino de Santiago, este año le tocó el turno al trozo del camino desde Roncesvalles hasta Castrojeriz, con j como le gusta a mi amigo Arturo.
Empezamos el día 5 de mayo a las 6 de la mañana como lo hicieron otros 300 peregrinos que comenzaron ese día y para ir haciéndose al camino el desayuno pasadas las 9 de la mañana, un camino muy bonito entre muchos árboles, no hacía mucho calor, pero bien.
No voy describir todas las etapas, pero sí lo mas destacado.
Todas las etapas que discurren por Navarra se merecen un diez, en paisaje,en señalización del camino, en albergues, en ayuda al peregrino, etc. etc.
Ya en Pamplona/Iruña, como le gusta decir a los lugareños recorrimos la ciudad, vimos la plaza donde tiran el chupinazo de los San Fermines, la calle Estafetas, etc etc., como ciudad esta bien, pero nada de otro mundo.
En Pamplona mis colegas de camino tienen un amigo, el Sr. Gerardo, el cual nos invito a comer a su casa, como menú: crema de espárragos, de su huerta, con huevos escalfados y pimientos de piquillo rellenos.
He de decir que los pimientos estaban buenísimos pero la crema de espárragos estaba para morirse de buena, cada vez que coma o se hable de espárragos me acordare del Sr. Gerardo.
De Navarra pasamos a la Rioja, el paisaje ya no es tan montañoso, ni tan arbolado, pero también tiene su encanto, mucho viñedo y muchas bodegas, su capital Logroño es una ciudad moderna, allí nos encontramos con el amigo Ángel, que fue el encargado de enseñarnos la ciudad, lo mejor los vinos y los champiñones a la plancha.
De Logroño camino hacia Burgos, nos recibió con días de sol, pero hacia un aire frio que no llevaba ropa suficiente para ponerme, aquí el paisaje es más llano, con sus campos de cereales que al moverlos el aire parecían las olas del mar, precioso.
La ciudad no muy grande pero con mucho que ver, algún día sin pasar mucho tiempo volveré para verla, merece la pena.
Dejamos Burgos camino de Castrojeriz, es un pueblo no muy grande, sobre 600 habitantes, en la base de una colina donde se alzan majestuosamente las ruinas de un castillo medieval desde donde se divisa todo el valle. Aquí existe un convento de monjas que hacen un tipo de pastas de té que están buenísimas.
En este pueblo es donde mi amigo Arturo pasa sus días de relax y recogimiento. El día 16 de mayo abandonamos nuestro peregrinaje por esta vez, ya que tenemos pensado recorrer el tramo que nos falta hasta León pasado el verano.
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